jueves, 8 de octubre de 2015

Anneli & Manuel

Normalmente me tomo las cosas con calma. Entiendo la caligrafía como una actividad terapéutica y una práctica del movimiento Slow
Pero esta vez no ha sido así, aunque he de reconocer que me ha venido bien trabajar un poco bajo presión, sin tiempo para divagaciones y ensayos múltiples. 
Ha sido, además, una actividad familiar. La idea surgió de mi esposa, cuando nuestro hijo mayor, que ha pasado unos días en casa, le pidió consejo porque quería llevarles un detalle a una pareja especial. Yo me animé enseguida con la propuesta y empecé a trabajar en el diseño. Mi esposa fue también la que propuso que hiciéramos algo que incluyera unas tapas para mejorar la presentación y nuestras hijas colaboraron con sus opiniones. En fin, un brainstorming de familia en toda regla.
El problema era el tiempo; esto se decidía el jueves por la noche y nuestro hijo tomaba el avión a primera hora del lunes. Se necesitaban bastantes horas y había pocos días. El viernes ya estaba realizado y corregido el primer boceto, ya que en principio había diseñado una A y una M entrelazadas que me gustaban, pero al colocarles el resto del texto me parecieron muy “delgadas”, así que tuve que realizar un segundo ensayo y “engordarlas” un poco.



Los materiales los adquirimos en Raima, en Barcelona. Guillermo eligió tres papeles artesanos; para el texto, una hoja de 21 x 21 cm. aproximadamente, en un acertado tono crema; para la cubierta de la encuadernación un papel realizado con hojas de plantas de un tono azul grisáceo precioso —en la fotografía no se percibe, pero al natural es posible observar algunas nervaduras— y, para las guardas, un marmoleado con tonos rojizos, ambos que combinaran con el azul cobalto y rojo de las iniciales.
De la encuadernación de las tapas se encargó mi esposa, que tiene mejor mano que yo, dado que el papel era difícil de trabajar por su relieve y su delicadeza.  




Las minúsculas son una variación, elongada, de la tipografía Claudius, aunque las iniciales son un tipo de Rotunda.

Para acompañar los nombres opté por una frase de El persa, de Plauto (254 a.C. - 184 a. C.) que ejemplifica perfectamente la relación entre la capacidad de Amar y de Ser: “Nihil est qui nihil amat”  (Nada es —o vale— quien nada ama).


Tuvimos poco tiempo y quedan algunos pequeños errores —el dorado con símil de pan de oro aún no lo tengo dominado— pero acabamos satisfechos. Hacía tiempo que no participábamos en algo concreto todos juntos… y ese ha sido un regalo extraordinario.

Ferdinandus, d.s. Bajo el signo de Sagitario

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