sábado, 15 de abril de 2017

Mi prole y La Comunidad del Anillo. Bocetos.

Hace poco sucedió algo curioso: mis dos hijas volvieron a recordarme la saga de El Señor de los Anillos. No importa aquí cómo. El caso es que decidí entretenerme en hacer algo para sonreír por lo nuevo y rememorar lo viejo. Mi hijo no tardó en apuntarse, así que comencé a realizar tres trabajos con cosas comunes y diferentes. 
En común, por supuesto, los bocetos preliminares que formarían el corpus. En ellos destacan: Un doble ouroboros —un símbolo usado por alquimistas y masones, entre otros— a situar en la parte superior, bajo el arco que formarán las ramas del árbol doble. Me pareció lo ideal para expresar la unidad, el retorno, la dualidad. También lo elegí porque, como mito, se divulgó a partir de 1922 en la novela La serpiente Uróboros, que promovió su estudio y se ha considerado antecesora de la obra de Tolkien.
Como curiosidad, huí del típico diseño de serpiente circular mordiéndose la cola y preferí un reptil cercano evolutivamente a un ofidio pero ya con patas —una especie de antepasado del lagarto—. De otro lado, lo quise doble y, en lugar del círculo, elegí el símbolo del infinito.

He trabajado también con diferentes diseños del árbol doble —esto parece una oferta de dos por uno—, tanto para los troncos como para las ramas que formarán las columnas laterales y se unirán en el arco superior.


Las raíces del mismo, por cierto, podría ser un típico diseño celta, pero podemos encontrarlo también en algunas ilustraciones tradicionales del Este europeo.


Por último, utilicé el diseño en tengwar que me dieron mis hijas, que será el motivo central y trabajé también los tres logos que irán uno en cada trabajo.
Para finalizar, el esquema general, simétrico para variar.


Ferdinandus, d.s. bajo los signos de Acuario y Piscis

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